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Mostrando las entradas etiquetadas como Mini reseña lectura

Amélie Nothomb. Los nombres epicenos

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La pequeña Épicène, la niña-mujer hija del odio y de la ingenuidad, vive a la espera del momento en que se revele una verdad que conoce a golpes de intuición pero debe callar. “Me quedan siete años en esta cárcel. ¿Cómo voy a soportarlo? A modo de respuesta, un intenso frío se apoderó de ella. Existe un pez llamado celacanto que tiene el poder de extinguirse durante años si su biotopo se vuelve demasiado hostil: se deja vencer por la muerte a la espera de las condiciones para su resurrección. Sin saberlo, Épicène recurrió a la estrategia del celacanto. Cometió aquel suicidio simbólico que consiste en quedar entre paréntesis. Aquel asesinato invisible es mucho más frecuente de lo que se pueda pensar” (p. 59). Es el suicidio de los necesarios silencios radicales, de la desconexión de la vida tal y como acontece a la espera incierta pero esperanzada de que la vida patas arriba tenga un envés que habrá de acontecer. Y cuando llega, habrá de reconocerse en la vitalidad inusitada del ser.

Amélie Nothomb. Ácido sulfúrico

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Empiezo el libro y una primera página me conecta en segundo con la autora. Pannonique saliendo del Jardín Botánico entra en mi Rosa Panónica e incluso suenan los acordes. Ácido sulfúrico es una crítica a la espectacularización de la vida.  “Concentración” es todo campo    histórico pero también en sentido figurado,  todo infierno no elegido. Infierno consentido porque ningún agente social asume su parte de responsabilidad ante la falta de límites ante el esperpento mediático en la búsqueda de la l audiencia absoluta, es decir, del cien por cien.    Así,    en nombre de la democracia se    democratiza la abyección y se sirve en bandeja la asociación entre el heroísmo y la locura. Ácida como el título, la ficción coloca la cuestión fundamental  de quién hace al héroe que el infierno necesita, si  Pannonique  o la kapo Zdena.

Amélie Nothomb. Primera sangre

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“El hastío ya no es mi amor”, decía Arthur Rimbaud en Una temporada en el infierno.  Acabo de cerrar esta novela magnífica. Si el destino nos diera a probar la vida entre algodones y también una vida esquivando hambre y balas. Si fuéramos capaces de narrarnos ya adultos como niños. Si    tuviéramos el don de hacer un agujero sobre el tiempo y mirar en todas sus direcciones sabiendo que son tan fugaces como el momento en que se espía. Si ese ojo no fuera mejor receptor que la conciencia de quien es mirado, es decir, de ese nosotros auscultado por la lupa de la introspección.    Si pudiéramos hallar en el infierno un cielo contra todo pronóstico, sobrevivir al síncope    hematofóbico en pleno corazón de las tinieblas porque    se disfruta parlamentando… pues de esto va Primera sangre.  Aquí el entrañable narrador de seis años que nos enseña a narrarnos, capaz de valorar su carrera de vida, nuestra infelicidad no puede ser más pues, que una narración defectuosa: “Así que iba a tener que m

Yasmina Reza. Adam Haberberg

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Deliciosa y mordaz “peripecia” literaria. Retrato de la construcción de la vanidad del escritor y del menosprecio de los nombres ya definitivos, del desprecio ajeno urgido para la validación del buen hacer propio. Comedia satírica de ritmo magistral, pone en la incipiente ceguera del protagonista la metáfora del engreimiento. Haberberg piensa en el poema de Borges “el tenue ayer de la fotografía” para revelar los signos de la amargura del viaje hacia la raíz de las amistades que nunca fueron. Así pretende escapar de los veredictos sociales que se manifiestan sin posibilidad de réplica. Tras el reencuentro con una antigua compañera de colegio, él “le concede” la  posibilidad de una conversación a su juicio, momento culminante de un día marcado  por la fatalidad. “Pensé que la fatalidad es más ligera que la obligación de ser felices”, dirá Adam. No deja de sentir desprecio por Marie-Thérèse pero tampoco es capaz de esquivarla. Incluso hay confesión cuando ella le pregunta: “Y eres conoci

Alia Trabucco. Limpia

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  En las situaciones complicadas, como mecanismo de defensa o como resultado de la indefensión -o ambos-, nos desdoblamos, es decir, podemos percibirnos como otros, nos enajenamos para desplazar lo que quiera que necesitemos postergar. Porque en realidad solo somos uno, con mil posibilidades de ser, pero uno, al cabo. Acabo de terminar esta novela crudísima. Y hay algo en ella de esto que decía. A veces solo necesitamos una idea. Y el juego sobre esa idea, su exploración, su ejecución definen la realidad. La muerte iguala pero las formas de morir no. Comienza con la disertación sobre la muerte y luego pasa a una narración cercana en busca del diálogo con los lectores o creando un espacio para una narración compartida: nos invita a elegir entre un abanico de sinónimos o a añadirlos en sus descripciones abiertas -llámenlo como quieran-; abundan los vocativos retóricos. Narradora dubitativa. Pero más que su estilo raudo y sencillo, destaco la denuncia. A la dureza de la esclavitud domést

Marta Maliandi. La estirpe

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  Hay mucho y bueno entre esta fantástica propuesta literaria hispanista. La estirpe, de Carla Maliandi trata sin afectación y con humor un drama de origen ridículo. El azar define un nuevo punto de partida en la vida de unos personajes que siguen adelante. No es necesario describir la gravedad, que se cuenta en acciones. Un tratamiento exquisito de la desmemoria, de la impotencia, del acompañamiento y la aceptación.

Núria Bendicho. Tierras muertas

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Tierras muertas es el retrato de unos pocos personajes, todos viscerales y desconcertados, que ponen el foco en una masía de la Cataluña profunda. El horror cotidiano es narrado con abrumadora sinceridad, o para ser más precisa, sin tapujos ni censura, la abominación que gesta la miseria. Como si la vida fuera un juego de enajenados acontecen los hechos. O quizá se deba a las naturalezas humanas la brutal propensión a la atrocidad (la trama es sumamente violenta) y las desproporcionadas fracciones de maldad de las bestias humanas. En los dramas de las sierras tradicionales siempre ha habido una excusa literaria para la depravación y la marranería moral; sin embargo, aquí se remite a la mera acción: existe la maldad o “les falta una tuerca”, como sospecha Pere. Es horror doméstico y barbarie. Vidas condenadas: “Con el tiempo me he dado cuenta de que la maldad es como la morfina. Que con un poco al principio tienes suficiente, pero que casa vez necesitas más para sentirte mejor e inclus

Ursula K. Le Guin. La mano izquierda de la oscuridad

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Me descolocaron sus “sueños efectivos” en La rueda celeste , pero creo que aquí muestra un universo más complejo. Desconcertante la prosa de Le Guin a través de este género que no llega a ser distopía, pero que perfectamente podría ser inspirador de cientos de ellas. Es un libro que ofrece unos contrastes narrativos que van desde la creación de una fabulosa mitología propia que diera cuenta de una narrativa oral en el universo, a diálogos extraterrestres en torno al enfoque de género o a tabúes que dan para repensar las construcciones culturales. Ficción donde lo futurible y lo pretérito acontecen desde lo que la autora denomina el centro del tiempo. Y en medio de su lograda y original funcionalidad semántica con que traduce lo real en otro universo lingüístico y paralingüístico -telepático-, está presente la lucha por la vida, la amistad, la política, y todo cuanto comporta la condición humana.

Samanta Schweblin. Pájaros en la boca y otros cuentos

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  Pájaros en la boca y otros cuentos son 22 fantásticos relatos que abrazan la esencia de las emociones cotidianas sin apenas nombrarlas. Leer a Samanta Schweblin ha sido leer a una dramaturga que narra, tal es, a mi juicio, su estilo. Relatos en presente, como si de cuadros escénicos se tratara. Tras el surrealismo, digamos mágico, de relatos como el que da título al libro, están los grandes temas: el miedo, el azar, la envidia, el maltrato; también la violación de los límites, primero en nombre del amor (“Pájaros en la boca”), luego del arte en nombre de la violencia (la expresión de la justicia que alcanza su esperpento cuando el ajusticiado pasa a ser acosador y otras caras de la miseria humana –relato Cabezas contra el asfalto- y la muerte como espectáculo, en el relato “La pesada valija de Benavides”). Inquietante “Matar a un perro”, sobre qué hace a un mercenario.

Maryse Condé. La deseada

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Me gustan estos libros que nos prestan otros ojos para mirarnos. La Deseada no es un personaje humano. Es “el espacio”de isla Guadalupe que Maryse Condé revela, en la boca de la protagonista Marie-Noëlle, como “espina volcánica atravesada en el gaznate del océano”. La experiencia de tres generaciones, con sus errores y sinrazones, dejan entrever la poquita razón que todos y nadie tiene. Cada personaje, como cada persona, no puede más que explicarse a sí mismo. Hay un canto a la enseñanza sin academicismo. Lo interesante es ver cómo la educación permite al personaje transformar la narrativa que hace de sí misma. Y es finalmente esa narrativa lo que la conduce a una toma de decisiones impropias del personaje inicial. Una narrativa que comienza con su sensación de “estar creciendo de luto, como crece la hierba entre las lápidas” hasta la confesión “mi monstruosidad explica, además, el vacío que me rodea. Es lógico que en mi vida no haya cabida para una felicidad relativa. Mi camino es ot

Ennatu Domingo. Madera de eucalipto quemada.

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  Este libro hace repensar cuestiones epistemológicas fundamentales. Hay una versión de la Historia que ha calado a fuerza de bombardeo mediático y países de los que sabemos lo poco que se cuenta de ellos cuando acontece un conflicto bélico. En el caso de Etiopía, fue el embajador Bob Marley quien colocó un primer foco de atención en ese continente entonces olvidado (temas como Africa united o War...), cuando se hace llamar Berhane Selassie, haciéndonos querer conocer la biografía de Haile Selassie. La historia de Ennatu Domingo, una etíope-catalana es un testimonio vivo de la situación de este país tras aquella era imperial. Con siete años pierde a su familia y el destino le ofrece un hogar de adopción. En su caso, en su casa en Barcelona: "la embajadora de la cultura era yo misma, con la música, el idioma, la comida... yo era mi propio vínculo con Etiopía y mi propio núcleo cultural en mi nuevo lugar". Lucha por no perder el amárico, una lengua que describe como "lengu

Maryse Condé. Yo, Tituba, la bruja negra de Salem

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  Lecturas del colonialismo que llegan por el más puro azar. Una bruja de Barbados, condenada en los juicios del Salem y amnistiada después, narra su miserable vida como esclava. La polisemia de bruja permite cuestionar la moralidad de un tiempo que no por lejano deja de ser próximo. El fanatismo es como ese Satán eterno y joven. Condè abraza un feminismo que reluce la debilidad humana a través de la experiencia de las sabias que vadean las aguas. Guiños a Carpentier (Écue-Yamba-Ó! y El reino de este mundo) en su evocación a la canción de Ti-Noël. Un lindo viaje en medio de este desierto del sin tiempo.

Simone de Beauvoir. La mujer rota

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  “Uno no puede responder con nada a la ausencia” (139). Este libro se publicó en Gallimard en 1968. Testimonio de historia de tres mujeres (como Lisa Taddeo pero sin su erotismo y ruptura de los códigos). Tres vidas ¿fracasadas? Tres temas clave: el conflicto con la edad, el monólogo de la soledad resultado del egoísmo y el relato la mujer rota, protagonizado por Monique. Este último es el diario de una mujer dependiente que se descubre finalmente despojada de todo, que se siente abocada al miedo motivado por otro tipo de soledad, fruto de una entrega abnegada. Había confiado en haber consagrado su vida a construir felicidades que no estaban a su alcance ni le son devueltas en modo kármico. Excelente exposición de la culpa. De cómo la deriva (¿se elige?) en la diferencia se considera un fracaso. La dificultad de aceptar esos fracasos (¿lo son?), las imposibles renuncias que van desvirtuando la relación entre víctima y culpable. Los entresijos narrativos que, en suma, hablan del miedo

Olga Tokarczuk. Los libros de Jacob

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“Jacob, nuestro Señor, dice: Todo aquel que busque la salvación debe hacer tres cosas: cambiar su lugar de residencia, cambiar su nombre y cambiar sus actos”. Y tal fue el destino de su secta. A las preguntas con que podemos configurar las expectativas al comienzo de la lectura acerca de Jacob: ¿es el enviado, un charlatán, un mero humano?, ¿tenía esa vocación, fue manipulado o realmente ha devenido lo que quiera que sea?, ¿es ajeno al común de los mortales o no es más que una réplica simbólica de lo que nos hace común? se llega a una enmarañada conciencia de que tras la búsqueda del conocimiento se esconden los mayores sortilegios políticos. “Los libros de Jacob” es un capítulo de la historia de los pogromos, una ficción histórica sobre cómo aconteció el frankismo en la compleja Polonia: la Cuestión polaca, tras la muerte de Augusto III, las religiones a medio hacer, las mixturas lingüísticas -el inglés aún no era una lengua que aprender-. Nos da para pensar qué hace a un líder, si e

Clara Obligado. La hija de Marx

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“¿Por qué iba a ser pecado abandonarse al propio corazón? Es cuando uno ya no puede amar cuando debería llorar por sí mismo y abochornarse por haber dejado extinguir el fuego sagrado” (refiere a George Sand). Excelente narrativa, sin duda. De un erotismo escandaloso o no, según quien lea. Son frecuentes los cantos al onanismo, ayudado por artilugios históricos, descritos como “muy bellos y antiguos: los hay japoneses de marfil, de ajado terciopelo rosa, orientales, de cristal veneciano“; artilugios estos heredados por Nat, hija de Annushka, hija a su vez de Natalia Pretrovna y Karl Marx. La sexualidad se narra desde una percepción femenina, por boca de mujeres que anticipan un nuevo tiempo en que no esconden sus necesidades, no tanto del hecho cuanto de la forma. Sin embargo, la educación sexual de la protagonista, Annushka, proviene de los bizarros (o inmorales) métodos de un hombre, Ivan Dolgorurov (Papesha): “Lo que constituye adulterio no son las horas que la mujer dedica a su aman

Brenda Navarro. Ceniza en la boca

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  En los últimos tiempos estoy viendo a las voces americanas del centro-sur canular las venas abiertas donde se desterritorializan las expectativas e incluso el propio concepto de prosperidad, se desnudan las maldiciones e idealizaciones domésticas, como en Mandíbula, de Mónica Ojeda, que hace zoom en las fauces de las madres cocodrilo. “¿Ahora ya entiendes que lo peor no es la muerte o te vas a esperar a desaparecer para saberlo?” es la gran pregunta que se plantea en la obra de Brenda Navarro, y posiblemente la cuestión que le confiere una dimensión de lo político en medio de la narración de vidas comunes. Elegir entre el cuidado o el autocuidado para el cuidado, entre jugársela a no ser ideales pero sí resistentes, como la madre de la narradora sin nombre de Ceniza en la boca. “Todas quieren ser más y ni siquiera saben ser menos”, se dice ella, que quiere y no quiere ser como las primas comunitarias que salen de México y que se arropan para sobrevivir en las grandes ciudades dond

Ezra Claytan. Upgrade soul

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Ciencia ficción sobre ciencia. “Upgrade soul” pertenece al género del horror corporal que abre un debate bioético sobre la condición humana: ¿memoria, cuerpo, alma, frecuencia? También sobre la esencia de la identidad. Es dura y desconcertante. El juego narrativo parte de un experimento científico cuyo resultado será una suerte de ilusión de dobles o Síndrome de Doppelgänger. Magnífica e inspiradora de reflexiones sobre los límites.

Laetitia Colombani. La trenza

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  “…Simone, hay un gran misterio en el bosque de tu pelo”. Rémy de Gourmont. Se dice que el cabello ha sido símbolo de poder, de posición social. También es un reloj que marca el paso de los meses o de una etapa de la vida, cuando efectivamente, la preciosa advertencia del poeta Garcilaso se hace acto y el tiempo airado cubre de nieve nuestras altas cumbres. Las lecturas de un buen trasquilado son muy particulares, desde desproveer a alguien de su fuerza hasta el cese de sus derechos o estatus, como cuentan los mitos. También están aquellas históricas transformistas que, para sobrevivir, actuar, escribir o ejercer algunos oficios, ocultaban su feminidad con un buen corte masculino y sombrero, por no hablar de toda una historia de las pelucas. Trenzar proviene de latín “trinitiare”, es decir, ‘tres’. Tres hilos con que Laetitia Colombani teje tres historias que como vidas cruzadas convergen hacia el final. Un libro sencillo, de narrativa ágil y sobria, que abre tres ventanas

Rudyard Kipling. La historia más bella del mundo

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  “Cuando desciende sobre el Atlántico el gigantesco Huracán del Equinnoccio”. No tengo claro -aunque tiendo a su afirmación- si los Cuentos de la Selva de Disney edulcoraron el imperialismo, si bien en esa narrativa entre la fábula y el relato también recuerdo leer cierta resistencia. No tanto así puede maquillarse el paternalismo y defensa imperial en el poema “The White Man´s Burden”, que es un texto fundamental sobre el tema. La historia más bella del mundo, de Rudyard Kipling no escapa de estas líneas. Con todo, las breves reflexiones sobre qué hace a un escritor no dejan de ser interesantes. La búsqueda de una historia que escribir y la búsqueda incómoda sobre ómo contarla. Los versos blancos de Charlie: ¿no nos dejaréis nunca en libertad? en el regazo humorístico de la metempsicosis y los oscuros entresijos de la memoria.

Juan Mayorga. El chico de la última fila

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M ayorga, el inquietante. Como el propio autor plantea respecto de este drama, “es una obra sobre maestros y discípulos; sobre padres e hijos; sobre personas que ya han visto demasiado y personas que están aprendiendo a mirar. Una obra sobre el placer de asomarse a las vidas ajenas y sobre los riesgos de confundir vida y literatura. Una obra sobre los que eligen la última fila: aquella desde la que se ve todas las demás”. Hace algún tiempo vi Intensamente azules y El mago, y evidentemente resulta fascinante, en aquellas como en esta, su destreza en la búsqueda de perspectivas. Carlos Thiebaut, en el epílogo de El chico de la última fila, “Los cinco intentos de interpretación…”, sugiere como claves de análisis para sus interpretaciones: a. El enseñar y el poder; b. El juego de la vida y la tragedia; c. Representar la performatividad; d. El poder central de los márgenes; y f. La tercera figura y su escucha.