Rosa Panonica

 Decían que las estrellas siempre se formaban adentro de una nebulosa y que su energía era luz. Como la notación musical que avanza de C a B, las estrellas van del azul al infrarrojo, de O a M. Decían que su espectro era similar al ese otro único espectro natural que es el arco iris. Pero ni en la galaxia estelar ni en el arco iris se hace visible el rosa, porque el violeta y el magenta nunca se encuentran.

Sin espectro pues, el rosa se quedó para colorear el desamor: un color anacrónico que irrumpió cuando era tiempo de rojo y blanco y de canciones de paz. El rosa no desapareció cuando llegó la primavera y perduraría incluso hasta la estación del azul, año tras año. Rosa neón, mentiroso como luz de espectáculo, espejismo en las noches disfrazadas de autenticidad.

-¿Recuerdas el tema?

-Sí la melodía, pero no el nombre.

-Pannonica.

Un rosa Broadway y quemado que huele a las nueces que come lentamente la baronesa mientras espera a Thelonius en las brillantes esquinas. Un rosa sonoro y esférico que percute directo y sin perseguidor. Ese color es como la capa de acabado de un dibujo. Así, alejado de letras, cabalga sobre el número hasta abrir la brecha del infinito cuando barniza el rostro del instrumentista: no era un solo hombre, ahora eran dos y serían muchos más.

El rosa queda entonces como rosa panónica, como símbolo. Rota, jadea hasta agotar lo contenido tras la espera. Aprovecha esa grieta como látigo contra su idealismo. Matar el amor. La intensidad es ahora otra, casi azul. Azul Monk. Llega la calma. La ignorancia sacude a la memoria. Quizá seamos rechazados, pero estamos despiertos.

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They said that stars always formed inside a nebula and that their energy was light. Like the musical notation that progresses from C to B, stars go from blue to infrared, from O to M. They said that their spectrum was similar to that other unique natural spectrum that is the rainbow. But neither in the stellar galaxy nor in the rainbow does pink become visible, because violet and magenta never meet.

Without a spectrum, then, pink remained to colour the lack of love: an anachronistic colour that burst in when it was a time of red and white and songs of peace. Pink did not disappear when spring came and it would last until the season of blue, year after year. Neon pink, a liar as a show light, a mirage in the nights disguised as authenticity.
-Do you remember the tune?
-Yes, the melody, but not the name.
-Pannonica.

A burnt Broadway rose that smells like the nuts the baroness slowly eats as she waits for Thelonius in the bright corners. A sonorous, spherical pink that strikes straight , no chaser. This colour is like the finishing layer of a drawing. Thus, far from letters, it rides over the number until it opens the gap of infinity when it varnishes the face of the instrumentalist: it was not just one man, now it was two and it would be many more.

The rose is then left as a pannonic rose, as a symbol. It breaks, it gasps until it exhausts its contents after the wait. It uses this crack as a whip against its idealism. Killing love. The intensity is now different, almost blue. Monk blue. Calm arrives. Ignorance shakes memory. We may be rejected, but we are awake.


                                            Dibujo de la autora /Drawing by the author

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