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Amélie Nothomb. Los nombres epicenos

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La pequeña Épicène, la niña-mujer hija del odio y de la ingenuidad, vive a la espera del momento en que se revele una verdad que conoce a golpes de intuición pero debe callar. “Me quedan siete años en esta cárcel. ¿Cómo voy a soportarlo? A modo de respuesta, un intenso frío se apoderó de ella. Existe un pez llamado celacanto que tiene el poder de extinguirse durante años si su biotopo se vuelve demasiado hostil: se deja vencer por la muerte a la espera de las condiciones para su resurrección. Sin saberlo, Épicène recurrió a la estrategia del celacanto. Cometió aquel suicidio simbólico que consiste en quedar entre paréntesis. Aquel asesinato invisible es mucho más frecuente de lo que se pueda pensar” (p. 59). Es el suicidio de los necesarios silencios radicales, de la desconexión de la vida tal y como acontece a la espera incierta pero esperanzada de que la vida patas arriba tenga un envés que habrá de acontecer. Y cuando llega, habrá de reconocerse en la vitalidad inusitada del ser.

Helene Hanff. 84, Charing Cross Road

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“Devuélveme mis ojos largamente descarriados, pues es ya mucho el tiempo que han estado  sobre ti;” (“El mensaje”, John Donne).  Me gustan este tipo de libros sobre libros que exaltan el necesario friquismo de los excelentes libreros (Frank Doel) que se forjan gracias a sus exigentes lectores (Helene Hanff). Me gustan por la forma en en ge renuevan el valor de las bibliotecas personales. Me gustan además porque ponen en relieve la solidaridad invisible    y radical que los libros propician, como ayudar, bajo la aparente excentricidad de la protagonista, a paliar los estragos de las posguerras. 

Amélie Nothomb. Barba Azul

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  Aquí otra Amélie, evocadora y magistral. El arte de novelar esta fabula se fundamenta en una re escritura en clave de humor de código político implícito, en los detalles narrativos que recrean todo lo que no se cuenta en el original y en la fabulosa inventiva de Nothomb. Barba Azul es un clásico de Perrault que, como se sabe, habla de un hombre de barba azul que no encuentra esposa (una suerte de monstruo) y que solicita de sus vecinos que dé en matrimonio a una de sus hijas. Una vez ha triunfado su ostentoso cortejo y ya casado, parte de viaje y confía    a su mujer las llaves del hogar bajo la promesa fundamental de no entrar en “el gabinete”, pero ella es incapaz de contener su curiosidad y una llave ensangrentada delata los secretos de Barba Azul. La primera moraleja de Perrault encierra un discurso que insta a la mujer a la ignorancia si quiere continuar su relación en armonía. Es decir, es preferible para la mujer aceptar al monstruo para su propio bienestar que hacerle frente.

Amélie Nothomb. Ácido sulfúrico

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Empiezo el libro y una primera página me conecta en segundo con la autora. Pannonique saliendo del Jardín Botánico entra en mi Rosa Panónica e incluso suenan los acordes. Ácido sulfúrico es una crítica a la espectacularización de la vida.  “Concentración” es todo campo    histórico pero también en sentido figurado,  todo infierno no elegido. Infierno consentido porque ningún agente social asume su parte de responsabilidad ante la falta de límites ante el esperpento mediático en la búsqueda de la l audiencia absoluta, es decir, del cien por cien.    Así,    en nombre de la democracia se    democratiza la abyección y se sirve en bandeja la asociación entre el heroísmo y la locura. Ácida como el título, la ficción coloca la cuestión fundamental  de quién hace al héroe que el infierno necesita, si  Pannonique  o la kapo Zdena.

Sarah Kofman. Ordener, Labat

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  Calle Ordener, calle Labat es la autobiografía de Sarah Kofman. Deja un extraño regusto a contraidealización. Pese a contar una vida de niña judía en plena guerra, su destino no es el aeródromo de Vel d'Hiv ni campos similares, pero sí una etapa de miseria y nomadismo conmovedores. París le depara dos madres a las que nunca vuelve. A la biológica, por las correas y su uso salvaje de la ternura imposible, a  Memè, quizá por la necesidad de dejar de vivir en el pasado. Cada calle representa a una de ellas, Ordener, la casa familiar judía, Labat, la casa amable que la hospeda, la casa en la que la madre judía siente el duelo en vida.  Estas rutas del azar la llevarán pronto a la Filosofía. 

Amélie Nothomb. Primera sangre

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“El hastío ya no es mi amor”, decía Arthur Rimbaud en Una temporada en el infierno.  Acabo de cerrar esta novela magnífica. Si el destino nos diera a probar la vida entre algodones y también una vida esquivando hambre y balas. Si fuéramos capaces de narrarnos ya adultos como niños. Si    tuviéramos el don de hacer un agujero sobre el tiempo y mirar en todas sus direcciones sabiendo que son tan fugaces como el momento en que se espía. Si ese ojo no fuera mejor receptor que la conciencia de quien es mirado, es decir, de ese nosotros auscultado por la lupa de la introspección.    Si pudiéramos hallar en el infierno un cielo contra todo pronóstico, sobrevivir al síncope    hematofóbico en pleno corazón de las tinieblas porque    se disfruta parlamentando… pues de esto va Primera sangre.  Aquí el entrañable narrador de seis años que nos enseña a narrarnos, capaz de valorar su carrera de vida, nuestra infelicidad no puede ser más pues, que una narración defectuosa: “Así que iba a tener que m

Yasmina Reza. Adam Haberberg

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Deliciosa y mordaz “peripecia” literaria. Retrato de la construcción de la vanidad del escritor y del menosprecio de los nombres ya definitivos, del desprecio ajeno urgido para la validación del buen hacer propio. Comedia satírica de ritmo magistral, pone en la incipiente ceguera del protagonista la metáfora del engreimiento. Haberberg piensa en el poema de Borges “el tenue ayer de la fotografía” para revelar los signos de la amargura del viaje hacia la raíz de las amistades que nunca fueron. Así pretende escapar de los veredictos sociales que se manifiestan sin posibilidad de réplica. Tras el reencuentro con una antigua compañera de colegio, él “le concede” la  posibilidad de una conversación a su juicio, momento culminante de un día marcado  por la fatalidad. “Pensé que la fatalidad es más ligera que la obligación de ser felices”, dirá Adam. No deja de sentir desprecio por Marie-Thérèse pero tampoco es capaz de esquivarla. Incluso hay confesión cuando ella le pregunta: “Y eres conoci

Virtual

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  Cuando todo se desvirtúa comienza la virtualidad. El suelo real es demasiado firme para dejar caer el peso del séquito de las miserias. La ira, si no es ciega, no es ira , piensa como si al hacerlo pudiera contenerla, y en efecto, al dejarla ser, la desvanece para dejar paso al desgarro. Has resistido , piensa; esperabas otro desenlace , confiesa. A qué suerte de lealtad o resistencia absurdas has condenado el tesoro del tiempo , se interroga. Quiere cerrar la etapa pero la vida deviene demasiado en serio. Cuando atraviesa las pantallas puede, como un demiurgo caprichoso, dar vida o muerte a los presentes, abrir y cerrar ventanas a su antojo allí donde no hay   construcción de compromisos ni dolor. Revive lentamente donde su pulso amedrentado se apacigua. El hambre lo rescata y cambia de tablero. La realidad no ha cambiado, solo que ahora debe encender la lámpara porque es de noche. Una lágrima salvaje recorre la sien rumbo a la oreja. El hilo de sal desparrama su sensación de dest

Agujeros

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El deseo es fluctuante, la responsabilidad lo reinventa cada día para darle apariencia de quietud.                                                             Foto de la autora 

Alia Trabucco. Limpia

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  En las situaciones complicadas, como mecanismo de defensa o como resultado de la indefensión -o ambos-, nos desdoblamos, es decir, podemos percibirnos como otros, nos enajenamos para desplazar lo que quiera que necesitemos postergar. Porque en realidad solo somos uno, con mil posibilidades de ser, pero uno, al cabo. Acabo de terminar esta novela crudísima. Y hay algo en ella de esto que decía. A veces solo necesitamos una idea. Y el juego sobre esa idea, su exploración, su ejecución definen la realidad. La muerte iguala pero las formas de morir no. Comienza con la disertación sobre la muerte y luego pasa a una narración cercana en busca del diálogo con los lectores o creando un espacio para una narración compartida: nos invita a elegir entre un abanico de sinónimos o a añadirlos en sus descripciones abiertas -llámenlo como quieran-; abundan los vocativos retóricos. Narradora dubitativa. Pero más que su estilo raudo y sencillo, destaco la denuncia. A la dureza de la esclavitud domést

Rosas, música y Rilke / Roses, music and Rilke

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Foto de la autora / Photo by the author.     Rosa, oh contradicción pura, placer, ser el sueño de nadie bajo tantos párpados. Dicen que en Las elegías del Duino, Rainer María Rilke dejó escrito: "lo bello no es sino el comienzo de lo terrible". Había llegado durante el mes de abril. No había nadie.  Buscó quien pudiera indicarle el camino. La recepción estaba vacía. Solo un gato negro y ajado por la noche acudió a recibirlo. No alcanzó sus pies; se quedó mirándolo inmóvil y desconfiado.  Después de pensarlo unos minutos se decidió a buscar por sí mismo. Finalmente dio, tras revisar varias estancias, con una anciana desvalida. Estaba echando leños al fuego. -Aún no se ha ido el frío. -También yo lo percibo, pensó Rainer, pero se limitó simplemente a presentarse.  —Sí. Su habitación es la número 4. Al fondo.  Leyó en los ojos de la anciana que no dispondría de su llave si no la llevaba en su silla de ruedas hasta la entrada.  Ella se dejó arrastrar como si fuera decreto de los

Marta Maliandi. La estirpe

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  Hay mucho y bueno entre esta fantástica propuesta literaria hispanista. La estirpe, de Carla Maliandi trata sin afectación y con humor un drama de origen ridículo. El azar define un nuevo punto de partida en la vida de unos personajes que siguen adelante. No es necesario describir la gravedad, que se cuenta en acciones. Un tratamiento exquisito de la desmemoria, de la impotencia, del acompañamiento y la aceptación.

Magma

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  Mapa sísmico, primeras advertencias. Así empieza. Duda insalvable. O no. Veo con singular claridad mi grotesco yo en el tiempo, goyesco y bruto. Veo con lente similar la respuesta grosera y caricaturesca de la enmienda. Y nada, ni nadie, salva el circo de miserias creadas. ___   Seismic map, first warnings. This is how it begins. Insurmountable doubt. Or not. I see with singular clarity my grotesque self in time, goyesque and gross. I see with a similar lens the rude and caricatured response of the amendment. And nothing and nobody saves the circus of created miseries.                                                                     Viñeta de la autora. Cartoon by the author.

Vida

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No podemos vivir para la muerte. Confiemos en la llegada del día venidero y de los que están.  Lo contrario es vivir el simulacro de lo no acontecido, es decir, una muerte aquí y ahora.                                                                                                     Dibujo de la autora

Núria Bendicho. Tierras muertas

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Tierras muertas es el retrato de unos pocos personajes, todos viscerales y desconcertados, que ponen el foco en una masía de la Cataluña profunda. El horror cotidiano es narrado con abrumadora sinceridad, o para ser más precisa, sin tapujos ni censura, la abominación que gesta la miseria. Como si la vida fuera un juego de enajenados acontecen los hechos. O quizá se deba a las naturalezas humanas la brutal propensión a la atrocidad (la trama es sumamente violenta) y las desproporcionadas fracciones de maldad de las bestias humanas. En los dramas de las sierras tradicionales siempre ha habido una excusa literaria para la depravación y la marranería moral; sin embargo, aquí se remite a la mera acción: existe la maldad o “les falta una tuerca”, como sospecha Pere. Es horror doméstico y barbarie. Vidas condenadas: “Con el tiempo me he dado cuenta de que la maldad es como la morfina. Que con un poco al principio tienes suficiente, pero que casa vez necesitas más para sentirte mejor e inclus

Ursula K. Le Guin. La mano izquierda de la oscuridad

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Me descolocaron sus “sueños efectivos” en La rueda celeste , pero creo que aquí muestra un universo más complejo. Desconcertante la prosa de Le Guin a través de este género que no llega a ser distopía, pero que perfectamente podría ser inspirador de cientos de ellas. Es un libro que ofrece unos contrastes narrativos que van desde la creación de una fabulosa mitología propia que diera cuenta de una narrativa oral en el universo, a diálogos extraterrestres en torno al enfoque de género o a tabúes que dan para repensar las construcciones culturales. Ficción donde lo futurible y lo pretérito acontecen desde lo que la autora denomina el centro del tiempo. Y en medio de su lograda y original funcionalidad semántica con que traduce lo real en otro universo lingüístico y paralingüístico -telepático-, está presente la lucha por la vida, la amistad, la política, y todo cuanto comporta la condición humana.

Breves / Short writings

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Dicen que uno no ha leído poesía hasta que nos atraviesa.  La relación con la poesía es la de una siembra sin ambición y generosa. No se va a ella como a una novela, a ver si ya mataron al personaje o si llega el giro inesperado. Cada poema se lee como quien abre un pequeño regalo. Su grandeza, sin embargo, no está en ese momento, o no solo ahí, sino cuando dejas de buscarla. Cierto día, a cierta hora, el poema que viaja dentro de ti, contigo desde que fue leído, te busca y se hace recordar. Eso lo descubrí con Rilke, que un día se apareció de pronto y me cantó todo el desamor del mundo. También pasa con la música letrada, con las canciones cuyas melodías te levantas canturreando un día cualquiera. ___  Alimentaron sus defectos al punto de la inanición de las virtudes.  ___ No puede haber juicio contra quienes mienten a un espía.  ___ Venía mal de fábrica; los ajustes de la vida han hecho el resto.   — — —  -¿Quieres saber de una gran poder? Sonríe.   —   —   —  Reír entre acordes inag

Samanta Schweblin. Pájaros en la boca y otros cuentos

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  Pájaros en la boca y otros cuentos son 22 fantásticos relatos que abrazan la esencia de las emociones cotidianas sin apenas nombrarlas. Leer a Samanta Schweblin ha sido leer a una dramaturga que narra, tal es, a mi juicio, su estilo. Relatos en presente, como si de cuadros escénicos se tratara. Tras el surrealismo, digamos mágico, de relatos como el que da título al libro, están los grandes temas: el miedo, el azar, la envidia, el maltrato; también la violación de los límites, primero en nombre del amor (“Pájaros en la boca”), luego del arte en nombre de la violencia (la expresión de la justicia que alcanza su esperpento cuando el ajusticiado pasa a ser acosador y otras caras de la miseria humana –relato Cabezas contra el asfalto- y la muerte como espectáculo, en el relato “La pesada valija de Benavides”). Inquietante “Matar a un perro”, sobre qué hace a un mercenario.

De sal y acero / Salt and steel

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La despedida muda es  conciencia de albedrío.  Se abre al ser   para escuchar su secreto:  -ya no temo la  indomable pulsión   de herir de los demás. Querer amar y no saber.  Lágrimas azul acero, azul salado como los minutos que temen . -Desaten su maldad, -grito a veces,  porque el añico ya no puede  deshacerse en más añicos.  La potencia de su fragmentación  gime su orgasmo. -Rota estoy  y en polvo convertida.  Inocuo polvo. Los mayores ejércitos son, al fin,  inanes ante las moléculas. -Sin boca, queda la voz  para contarlo.  ---  The silent farewell is   consciousness of free will.  It opens itself to being  to listen to its secret:  -I no longer fear the  indomitable impulse  to hurt others. Wanting to love and not knowing.  Steel blue tears, salty blue like the minutes that fear. -Unleash their evil, -I cry sometimes,  because the shard can no longer  unravel into more shards.  The power of its fragmentation  moans its orgasm. -I am broken  and turned to dust.  Innocuous dust. Th

Maryse Condé. La deseada

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Me gustan estos libros que nos prestan otros ojos para mirarnos. La Deseada no es un personaje humano. Es “el espacio”de isla Guadalupe que Maryse Condé revela, en la boca de la protagonista Marie-Noëlle, como “espina volcánica atravesada en el gaznate del océano”. La experiencia de tres generaciones, con sus errores y sinrazones, dejan entrever la poquita razón que todos y nadie tiene. Cada personaje, como cada persona, no puede más que explicarse a sí mismo. Hay un canto a la enseñanza sin academicismo. Lo interesante es ver cómo la educación permite al personaje transformar la narrativa que hace de sí misma. Y es finalmente esa narrativa lo que la conduce a una toma de decisiones impropias del personaje inicial. Una narrativa que comienza con su sensación de “estar creciendo de luto, como crece la hierba entre las lápidas” hasta la confesión “mi monstruosidad explica, además, el vacío que me rodea. Es lógico que en mi vida no haya cabida para una felicidad relativa. Mi camino es ot