Yasmina Reza. Adam Haberberg



Deliciosa y mordaz “peripecia” literaria. Retrato de la construcción de la vanidad del escritor y del menosprecio de los nombres ya definitivos, del desprecio ajeno urgido para la validación del buen hacer propio. Comedia satírica de ritmo magistral, pone en la incipiente ceguera del protagonista la metáfora del engreimiento. Haberberg piensa en el poema de Borges “el tenue ayer de la fotografía” para revelar los signos de la amargura del viaje hacia la raíz de las amistades que nunca fueron. Así pretende escapar de los veredictos sociales que se manifiestan sin posibilidad de réplica.

Tras el reencuentro con una antigua compañera de colegio, él “le concede” la  posibilidad de una conversación a su juicio, momento culminante de un día marcado  por la fatalidad. “Pensé que la fatalidad es más ligera que la obligación de ser felices”, dirá Adam. No deja de sentir desprecio por Marie-Thérèse pero tampoco es capaz de esquivarla. Incluso hay confesión cuando ella le pregunta: “Y eres conocido? ¿Como escritor? Perdona que te lo pregunte(…), nunca me entero de nada. Marie-Thérèse, en esta época, pero eso ya lo sabes, como lo demuestra tristemente tu pregunta, la peor calamidad es no ser nadie. En consecuencia, prosigue Adam, sin saber de dónde le sale, en la Place d'Italie, ese tono asombroso, todo el mundo produce libros que siguen siendo la fórmula menos arriesgada para pasar de la nada a la luz. El renombre a través de la literatura es hoy la aspiración más extendida, un nuevo reflejo social, ¿comprendes? Algunos tienen éxito, otros fracasan, yo personalmente he fracasado”. Solo cuando ella le da a leer una carta conservada de la adolescencia que atestigua la posibilidad de un nexo siquiera simbólico o ficcional de algo que no fue, o cuando deja en evidencia cuanto de anodina es su vida, él vomita la prohibición del juicio: “te prohibo señalar mi derrumbe”. Reza retrata además, los monólogos que acompañan la sensación de fracaso, el miedo no solo al derrumbe que impide decir, sino a la voz que hace sonido a la palabra y evidencia lo inconfesable”.

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