Ennatu Domingo. Madera de eucalipto quemada.


 


Este libro hace repensar cuestiones epistemológicas fundamentales. Hay una versión de la Historia que ha calado a fuerza de bombardeo mediático y países de los que sabemos lo poco que se cuenta de ellos cuando acontece un conflicto bélico. En el caso de Etiopía, fue el embajador Bob Marley quien colocó un primer foco de atención en ese continente entonces olvidado (temas como Africa united o War...), cuando se hace llamar Berhane Selassie, haciéndonos querer conocer la biografía de Haile Selassie. La historia de Ennatu Domingo, una etíope-catalana es un testimonio vivo de la situación de este país tras aquella era imperial. Con siete años pierde a su familia y el destino le ofrece un hogar de adopción. En su caso, en su casa en Barcelona: "la embajadora de la cultura era yo misma, con la música, el idioma, la comida... yo era mi propio vínculo con Etiopía y mi propio núcleo cultural en mi nuevo lugar". Lucha por no perder el amárico, una lengua que describe como "lengua de dolor, de violencia, de pérdida, de nostalgia incompleta" y también se reprocha que salió pronto de ella. Cuando descubre el valor de la doble identidad como tesoro hablará de su lengua como su "caja de herramientas" pare entender el mundo en el que le tocó nacer. Cuando se da cuenta de haber perdido su lengua materna, intenta rescatarla con estudio y constatará que le falta profundidad: "ahora ya sé que crecí mezclando amárico con tigriña y palabras italianas (que se habían quedado en el territorio a raíz de la ocupación de Etiopía por parte de las fuerzas italianas lideradas por Mussolini, entre 1935 y 1939)". Le llevará un proceso entender la identidad como una brújula más que como arma, para reenfocar la vida entre múltiples identidades. Primero la interestatal entre Amhara y Tigray, luego entre Europa y su continente natal. Evidentemente, su adopción catalana aviva aún esta multiplicidad que confesará ser su riqueza. 

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