Laetitia Colombani. La trenza




 “…Simone, hay un gran misterio en el bosque de tu pelo”. Rémy de Gourmont.

Se dice que el cabello ha sido símbolo de poder, de posición social. También es un reloj que marca el paso de los meses o de una etapa de la vida, cuando efectivamente, la preciosa advertencia del poeta Garcilaso se hace acto y el tiempo airado cubre de nieve nuestras altas cumbres.
Las lecturas de un buen trasquilado son muy particulares, desde desproveer a alguien de su fuerza hasta el cese de sus derechos o estatus, como cuentan los mitos. También están aquellas históricas transformistas que, para sobrevivir, actuar, escribir o ejercer algunos oficios, ocultaban su feminidad con un buen corte masculino y sombrero, por no hablar de toda una historia de las pelucas.
Trenzar proviene de latín “trinitiare”, es decir, ‘tres’. Tres hilos con que Laetitia Colombani teje tres historias que como vidas cruzadas convergen hacia el final. Un libro sencillo, de narrativa ágil y sobria, que abre tres ventanas a la difícil situación de muchas mujeres. Si bien la realidad es muy diferente en los tres escenarios narrativos donde acontecen, cada drama personal es único y el azar hace posible ciertas entrañables coincidencias. Smita es una “hija de Dios” (Gandhi), es decir, una dalit, una intocable de Badlaput, Uttar Pradesh (India). Intocable, no obstante, me parece una traducción extraña, porque quienes ignoran cuál es su posición, pueden interpretar que es una especie de ser protegido. Sucede, como es sabido, que una intocable ha de aceptar su dharma, su deber, su castigo, que en el caso de la protagonista, no es otro que el de limpiar la mierda de los demás con sus manos desnudas, y con suerte, con una escobilla de juncos: una scavenger. En algunos pueblos, como se cuenta, quienes ejercen este oficio se distinguen por llevar una pluma de cuervo. Giulia, por otra parte, es de Palermo y su familia se dedica a hacer pelucas con puro cabello siciliano. Su padre, Pietro Lanfredi es el padrone de una empresa familiar sobre la que gira la trama de este relato. Sarah es una abogada satisfecha por haber roto el techo de cristal como primera socia en un prestigioso bufete y promete ser la próxima Managing Parter de la empresa. Pero la vida le recuerda que es falible y que no todo depende de la voluntad humana. Cuando aparecen los tiburones humanos olvida que si llegan a oler su sangre, está perdida. Tres junglas de desigualdad unidas por las entrañas secretas de la voluntad de supervivencia que Colombia peina con tres heroínas cotidianas de la lucha por la vida.

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