Dicen que uno no ha leído poesía hasta que nos atraviesa. La relación con la poesía es la de una siembra sin ambición y generosa. No se va a ella como a una novela, a ver si ya mataron al personaje o si llega el giro inesperado. Cada poema se lee como quien abre un pequeño regalo. Su grandeza, sin embargo, no está en ese momento, o no solo ahí, sino cuando dejas de buscarla. Cierto día, a cierta hora, el poema que viaja dentro de ti, contigo desde que fue leído, te busca y se hace recordar. Eso lo descubrí con Rilke, que un día se apareció de pronto y me cantó todo el desamor del mundo. También pasa con la música letrada, con las canciones cuyas melodías te levantas canturreando un día cualquiera. ___ Alimentaron sus defectos al punto de la inanición de las virtudes. ___ No puede haber juicio contra quienes mienten a un espía. ___ Venía mal de fábrica; los ajustes de la vida han hecho el resto. — — — -¿Quieres saber de una gran poder? Sonríe. — —...